Los de Galapagar
Muy buenos días. Es miércoles, 14 de octubre y, parece que hemos superado los malos augurios de ayer; aunque, sólo lo parece, porque en la primera ojeada a la prensa, así, sin entrar en detalles, a una, qué no es de piedra, se le cae el alma a los Jimmy Choo: Repuntes, nuevos brotes aquí y allá, cierre de la hostelería catalana hasta fin de mes, aulas clausuradas por contagios de alumnos y profesores, rastreadores desbordados, médicos extenuados, Almeida y Ayuso acusando al gobierno de secuestrar a los madrileños... Asturias ya no está blindada y, aquí, también empieza a llegar el fango hasta la puerta de casa, aunque nosotros estamos acohonaditos y deseando que nos secuestre quien sea. Con este panorama sobre el mantelillo de desayunar, digo yo qué va a ser mucho mejor volver al desfile de la Hispanidad y despellejar a alguien. Pero... A quién??... Pués, por acumulación de puntos, vamos a analizar el outfit del tándem Iglesias-Montero, qué vaya par de dos!
El problema del traje de Irene, aparte del color "cardenal", qué es un color que no favorece a nadie de nadie, es que yo creo que lo debió comprar con crecederas por si se vuelve a embarazar y poder darle más uso y tal, lo que pasa es que, cuando una americana lleva hombreras, tienes que procurar que se ajusten a tu talla porque si no la línea de eslora se convierte en un portaaviones. Y si además te empeñas en mantener esa postura de hombros caídos cuál adolescente inapetente, pués como que no te va a fichar Naty Abascal pa nada. Y eso que, con un buen estilista se logran milagros. Y si no, acordaros del reportaje qué Vanity Fair le hizo a la misma Irene Podemos, aquel sutil rubor en pómulos y mejillas, ese delineador en el párpado dando profundidad a la mirada, la camisa de hilo blanca... Qué líbreme Dios de poner yo un "pero" a la Naty y su trabajo, que lo que está mujer hizo por Belén Esteban no hay Jorge Javier que lo consiga, con aquellas fotos en Ambiciones... Me estoy yendo, lo sé. Bueno, que no te puedes comprar un traje de domingo en Alcampo. Ya está. Él, se puso el moño de Samurai, traje oscuro y camisa azul (todo prestado por un primo suyo ex legionario). La peña anda loca con lo de la mascarilla reivindicativa y con mensaje político y tal y cual. Alguien se fijó en los zapatos de Don Pablo Iglesias? Viejos, viejos. Qué no pasa nada porque vas a un desfile que, aunque bastante comprimido, nunca sabes con qué ganas van a venir los gastadores de hacer exhibición de bíceps, tríceps, tableta y no sigo qué me pierdo y no son horas, pero qué igual te dan las uvas allí de pie, tararí, tararí!!! Lo que yo digo es que, chica, hoy en día no hay por qué llevar los zapatos sucios. Hay unas esponjitas "mágicas", qué, oye, según las pasas, brilla el calzado qué da gusto. Y las venden en los supermercados eh? Nada de tiendas exclusivas. Tanta mascarilla, tanta mascarilla! Hay que salir de casa como Dios manda o como dice Putin o Maduro o Mahoma. Tú ya me entiendes. Qué no me digas a mi, qué no parecía tal que, al pasar por el espejo de cuerpo entero que tienen en la entrada del quelillo de Galapagar y mirarse en el reflejo, no le dijo él a ella: quítate ese eye liner, mientras yo me enguarro los zapatos en el gallinero, qué no vamos nada comunistas!
Hala, sonreír, qué ya queda menos.
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